12 septiembre 2019

De la política dicotómica a la política de cooperación holística

Superar una política dicotómica jerárquica entre quienes ganan y quienes pierden supone un replanteamiento desde la estructura básica antagónica que se encuentra en una lucha constante. Esta es una visión militar de la política, en estado de guerra permanente, en contra de lo diferente y que pretende eliminar cualquier forma de diversidad por su carácter amenazador del poder dominante subordinador. Por tanto, el objetivo de este poder es  eliminar toda diversidad.

Una visión ecofeminista pone en el centro la necesidad de la cooperación y el cuidado en todos los ámbitos de la vida cotidiana, de las estructuras, del sentir, del hacer y del pensar. La libertad está íntimamente vinculada al cuidado y mantenimiento de la diversidad, de todas las personas y de la naturaleza. Esta visión es holística, no se puede entender una parte sino en, desde y para el todo. 

Por tanto, una política de cooperación ecofeminista tiene que plantearse si toda acción "igualitaria" con un objetivo de emancipación, que tiene como referencia al modelo masculino privilegiado y vencedor, es su meta o realmente refuerza al patriarcado capitalista. Y, por supuesto, tiene que replantearse si garantiza la liberación de la mujer y de otros grupos oprimidos. 

Pensar en un mundo dicotómico nos limita y nos sitúa en un espacio de lucha y de poder, que genera rencor y odio. Por eso, el camino es la cooperación y el cuidado. 

También se encuentran en lucha binaria las llamadas necesidades primarias o básicas de supervivencia (comer, vestir,..) con las necesidades superiores (libertad, conocimiento,..). Marina Shiva y María Mies en su libro Ecofeminismo (1993) nos indican también otra dicotomía norte-sur en las necesidades: "Es precisamente el valor del trabajo diario por la supervivencia, por la vida, la que ha sido desgastado en nombre de los llamados valores superiores".

El ecofeminismo cuestiona el reduccionismo del capitalismo comercial que "se basa en la producción de mercancías especializadas y, por tanto, exige uniformidad en la producción y la utilización unifuncional de los recursos naturales. De este modo, el reduccionismo reduce ecosistemas complejos a un único componente, y un único componente a una única función... permite la manipulación del ecosistema de tal manera que maximiza la función única, la explotación del componente único. 

En el paradigma reduccionista, los árboles terminan reducidos a madera comercial y la madera reducida a fibra de celulosa para la industria de pasta de papel. Bosques, tierras y recursos genéticos son entonces manipulados para aumentar la producción de pasta de papel. Esta distorsión está legitimada científicamente en la medida en que la productividad global aumenta, sin considerar si ella puede disminuir el rendimiento de agua del bosque, o destruir la diversidad de formas de vida que constituyen la comunidad forestal.... de este modo, violan y destruyen el ecosistema vivo y diverso". 

En conclusión no se puede tomar decisiones ni actuar pensando en una pugna dicotómica, sino hacer un análisis desde una visión completa de la situación y, teniendo en cuenta, sobre todo, a quienes sufren sus consecuencias y actuar, pensando en el todo y en las partes.

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