18 marzo 2019

La equidad, un camino para la igualdad

La construcción de un sueño pasa por el conocimiento del sueño, y esto implica: definirlo, situarlo, analizar su presencia, creer y visualizar que se puede conseguir y hacerlo posible. Este es el proceso de la utopía: hacer posible la realidad de lo soñado e idealizado.

Históricamente algunas personas, colectivos, culturas, países/estados y continentes han sido excluidos de espacios públicos y/o privados, tanto en el nivel local como en el internacional. Así se materializa la idea de que su situación es indigna y no merecedora de derechos individuales y colectivos (sociales, laborales, civiles, educativos, sanitarios, …).
Ante esta exclusión histórica, la mayoría de las sociedades hemos entendido que debíamos establecer mecanismos de reparación del daño creado por esas situaciones de injusticia vividas y sentidas.

Si una sociedad quiere ser justa y democrática, el comportamiento ético debe tender hacia la restauración del daño de forma empática. Si yo no entiendo ni sé qué han sentido y vivido personas, colectivos,…, porque no lo he escuchado ni visto ni leído, no podré empatizar. Y para empatizar necesito ponerme en su piel, escuchar su dolor, percibir sus heridas.

Para crear futuro hay que escuchar, sentir y compartir esas experiencias, así como reparar y compensar con equidad cada historia y caminar hacia la igualdad.

Legislativamente, se están llevando a cabo medidas de acción positiva, es decir medidas equitativas que establecen políticas preferenciales para estas personas, grupos, etc., con el objetivo de mejorar y compensar la discriminación de la que fueron víctimas en el pasado.

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