19 marzo 2019

El proceso del cambio: de la vieja política a la nueva política

Para que se produzcan cambios reales tienen que darse, con anterioridad, nuevos movimientos que vayan marcando una tendencia y nos vayan acercando a lo que se desea conseguir.

Pero para empezar a entendernos tenemos que utilizar un lenguaje con un significado compartido, es decir, qué queremos decir cuando hablamos de vieja política y nueva política.

  • Un primer paso es diferenciar entre lo que es política y lo que es partido.

La palabra política deriva del término griego polis que significa ciudad. Por tanto, la política es todo aquello que está relacionado con la ciudad. Por eso, todas las personas que vivimos en una polis o ciudad somos políticas. Y todo lo que hacemos tiene una trascendencia política.
En ocasiones hacemos referencia a la política, pero realmente nos referimos a los partidos políticos. 

Quienes formamos parte de la ciudad somos y hacemos política, porque vivimos y participamos de los bienes-recursos-servicios-espacios de la ciudad. 

Los partidos políticos son instrumentos representativos de la ciudadanía para dar respuesta a sus necesidades concretas. Cada partido tiene una forma de entender la realidad y actuar sobre ella. Así, cada partido propone medidas concretas a través de su programa electoral que presentará en cada votación electoral (municipal, autonómica, general y europea). Por eso, antes de votar a un partido deberíamos de leer su programa electoral en donde se reflejará cuales son las medidas que pondrán en práctica si llegan al gobierno.


Concluyendo, todas las personas somos políticas, pero sólo algunas participan en partidos.


  • Un segundo paso es qué entendemos por vieja política y nueva política.

En mi opinión, cuando hablamos de vieja y nueva política es una forma de establecer diferencias entre lo que es y lo que queremos que sea la política. Esta clasificación distingue entre lo "peor" de la vieja política con la "esperanza" de la nueva política. 

Así cuando hablamos de vieja política hablamos de corrupción, verticalidad en la toma de decisiones, elitismo y oligarquía, opacidad de los procesos-decisiones-ejecuciones, liderazgos autocráticos y personalistas, comunicación e información restringida y limitada, impunidad, control jerárquico, incoherencia, engaños y mentiras evidentes y públicas, mala gestión y malas artes en las negociaciones, puertas giratorias, machismo y estructuras del sistema patriarcal, etc.

Cuando hablamos de "nueva política" hablamos de todo lo contrario a lo indicado en el párrafo anterior: honradez, horizontalidad, democracia, transparencia, liderazgos compartidos y construcción colectiva, acceso libre a la información, libertad de pensamiento-expresión-acción, responsabilidad de los actos, coherencia, honestidad, eficacia y eficiencia, visibilidad y acatamiento de las normas establecidas entre todxs, feminismo y equidad, etc.   

Concluyendo, la "nueva política" incide en un acción política ética personal e institucional y una gestión eficaz controlada y con responsabilidades.

  • Un tercer paso es ser conscientes en qué momento estamos ahora.

No podemos pasar de una situación a otra, de la vieja a la nueva política, sin ubicarnos en un espacio intermedio, de paso o transición. Ahí es donde estamos ahora. Las experiencias que estamos viendo de "nueva política" son parte de un proyecto piloto encaminado hacia lo que queremos que sea frente a lo que ya no nos vale. Y también hay que tener en cuenta que estamos en un momento de cambio generacional, de ciudadanía del siglo XXI, donde ya muchas personas han nacido en democracia y con valores democráticos en la familia, la escuela, la ciudad, etc.  

Concluyendo, estamos de paso aprendiendo a trabajar y vivir con la diversidad.

En la próxima entrada, reflexionaremos sobre qué tenemos que hacer para que este proceso de transición se encamine por la dirección adecuada para conseguir esa "nueva política" de la que hablamos.

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